¿Qué es el Hombre? En esta obstinada pregunta Kant veía condensarse las tres cuestiones fundamentales de la filosofía: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me es permitido esperar? La metafísica, la moral y la religión, que respectivamente respondían a cada una de estas cuestiones, dibujarían en su confluencia una antropología: cada una de ellas sería al mismo tiempo una respuesta (aunque parcial) a la pregunta por el ser del “Hombre”. Y se soñó entonces que con esta antropología se había edificado su morada definitiva.
Pero, implacables, los trabajos y los días no olvidaron roerla, y hoy esta antropología que preguntaba por el “ser del Hombre” se nos antoja, absurda y grandiosa, como esas ruinas antiguas que la imaginación sólo condesciende animar habitadas por dioses o por bestias. Ya no nos reconocemos en el “Hombre” (ese claro objeto de estudio de las humanidades, a cuyos atributos debía adaptarse nuestra oscura vida individual), y nos parece más una figura evadida de obsoletos bestiarios que la interpelación más urgente de nuestra realidad.
El siglo XX fue el encargado de tal liquidación. Pero este justo despertar que abolía al “Hombre” como vórtice de todo saber sobre nuestra vida, fue la clausura también de ese íntimo ámbito del sentido que es el sujeto, vale decir, de esa premisa oculta e incontestable de que cada uno de nosotros es, en cada caso, el lugar donde necesariamente se anuda todo sentido para existir.
Editorial: TOPIA EDITORIAL
ISBN: 9789874025067
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¿Qué es el Hombre? En esta obstinada pregunta Kant veía condensarse las tres cuestiones fundamentales de la filosofía: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me es permitido esperar? La metafísica, la moral y la religión, que respectivamente respondían a cada una de estas cuestiones, dibujarían en su confluencia una antropología: cada una de ellas sería al mismo tiempo una respuesta (aunque parcial) a la pregunta por el ser del “Hombre”. Y se soñó entonces que con esta antropología se había edificado su morada definitiva.
Pero, implacables, los trabajos y los días no olvidaron roerla, y hoy esta antropología que preguntaba por el “ser del Hombre” se nos antoja, absurda y grandiosa, como esas ruinas antiguas que la imaginación sólo condesciende animar habitadas por dioses o por bestias. Ya no nos reconocemos en el “Hombre” (ese claro objeto de estudio de las humanidades, a cuyos atributos debía adaptarse nuestra oscura vida individual), y nos parece más una figura evadida de obsoletos bestiarios que la interpelación más urgente de nuestra realidad.
El siglo XX fue el encargado de tal liquidación. Pero este justo despertar que abolía al “Hombre” como vórtice de todo saber sobre nuestra vida, fue la clausura también de ese íntimo ámbito del sentido que es el sujeto, vale decir, de esa premisa oculta e incontestable de que cada uno de nosotros es, en cada caso, el lugar donde necesariamente se anuda todo sentido para existir.
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ISBN: 9789874025067