Si algo Gomensoro nos muestra en esta compilación y en su propia vida es su insaciable curiosidad intelectual y libertaria, la búsqueda continua de respuestas y la concentración infinita en escudriñar autores, otros hombres y mujeres que amalgaman el pensamiento para hacerse preguntas durante su historia, dejando, en todo, un final abierto a lo nuevo y necesario. Era un hombre libre de toda amarra, agnóstico y respetuoso de las diferencias. Si hubiera sido religioso, yo diría que fue un teólogo. Ustedes pueden decirse, después de leer este, su libro de vida compilada, que es mucho más que un pensador. Cierto, es un militante de la búsqueda humana sin remitirse a la verdad y dedicarse a destapar lo obvio, eso que está ahí, pero que nuestra aún imperfecta naturaleza humana no nos permite ver o genera ceguera estática al cambio.

Cristina Grela