El trabajo que presenta Sami-Ali se basa en una teoría de la psicosomática cuyos conceptos centrales son la función de lo imaginario -concepto axial en la articulación de lo psíquico con lo biológico- y la represión de la función de lo imaginario. Lo imaginario no es otra cosa que el sueño y sus equivalentes en la vida despierta: el fantasma, la ensoñación, el delirio, la alucinación, el juego, la trasferencia... No puede ser reducido a la representación por imágenes, porque es la subjetividad misma. Debe entenderse un modo de pensamiento característico del sueño y que transforma al sujeto en objetos tanto como en el espacio y el tiempo de los objetos: lo absolutamente subjetivo pasa a ser absolutamente objetivo. Con abundante y dramática ejemplificación clínica, el autor formula la hipótesis de una patología somática originada en la represión lograda de la función de lo imaginario, fruto de la represión caracterial de la actividad onírica; un modo de ser gracias al no ser, para adecuarse así a los imperativos del superyó corporal.