La Sociedad sin padre -tema famoso de los años sesenta cultivado por grandes mentes del psicologismo internacional- no existe. Si el padre falla, nos dirigimos al hijo, lo convocamos a este lugar con el fin de que él sirva de padre al padre que falla, afirma el jurista francés Pierre Legendre. Cuestión más que pertinente para reflexionar en los tiempos actuales, época en que padre y patriarcado son términos que se solapan y se pegotean, llevando a una confusión de impredecibles consecuencias. Lo que está en juego es más ni menos que la filiación: la sucesión de generaciones, la transmisión, la estructura legal de la inscripción del nuevo ser en la especie hablante. Si el lugar -el nombre, la función- del padre ha caído en desprestigio, es muy probable que, en consonancia, se vean afectadas también nociones como ley, prohibición, diferenciación del sujetoEs decir, todo lo que hace a la vida del hombre como ser de cultura. No son temas que puedan abordarse a la ligera ni desde perspectivas políticamente correctas o meramente bienintencionadas. Este libro se propone indagar en ellos, rastrear los mecanismos que la humanidad ha empleado en la construcción de sus instituciones a lo largo de los siglos, interrogar las tradiciones y las formas que hemos encontrado para subsistir como especie. Desde el momento en que nos diferenciamos de los animales por el lenguaje, sabemos que la reproducción no es (o no meramente) cuestión de biología, sino que arraiga en la simbolización. ¿Qué espesor tiene ese ámbito en la actualidad? Los genocidios del siglo XX, la violencia generalizada, los femicidios, ¿no son ataques a lo simbólico? La filosofía tanto como el derecho, el psicoanálisis, la antropología y la literatura son discursos fértiles para tal exploración.