Somos las protagonistas de Las nenas no lloran las que te invitamos a recorrer en cabalgata los lugares y los tiempos en que nos tocó vivir. Y eso hacemos aun corriendo el riesgo de que lo tentador de la oferta pueda dar lugar a que no te la creas, pero también seguras de convencerte que lo que decimos es casi así.

Desde la Edad Media a la Colonización de América, según y de donde se esté mirando, escucharás los testimonios de la que viviera junto a Carlos Quinto, y de quienes lo hicieran en los confines del imperio donde nunca se ponía el sol.

Aparecerá luego quien te muestre las entretelas de la política y las artes desde Martín Aquino a Siqueiros, y eso al tiempo que ella misma se desnude de alma y cuerpo.

Detrás vendrán las enaltecidas de valor y las que en pánico arrastraron la violencia tras sus pasos. Pobrecitas, que no hallaron la violencia tras sus pasos. Pobrecitas, que no hallaron la forma de zafar a esa convidada de piedra de la destrucción y la muerte. Y vendrá también el amor, que como todo buen amor se hará presente junto a las hadas y a la infalible inocencia de los tiempos en que la libertad no era papel pintado, ni luchas por ella un eufemismo. Tal cual lo dicho veras todo esto, y entonces, casi seguro, te encariñarás con las nenas del relato que da nombre a estas historias.