"Recoge testimonios de mujeres que han visto sus cuerpos secuestrados y sus derechos negados , y opiniones de profesionales que defienden la manera en que cumplen con sus deberes. Y sobre todo, es un libro de preguntas y no de respuestas. Porque el eje de la discusión sobre la violencia obstétrica (o cualquier nombre que se le quiera dar) no es si tal médico es malo o bueno, o si tal procedimiento quirúrgico estuvo justificado o no. En el centro del necesario debate está la propiedad del cuerpo.
Las preguntas son: ¿de quién es el cuerpo que está pariendo? ¿Quién tiene derecho a decidir sobre le proceso que se está desarrollando? ¿ A quién pertenece la información disponible, y la potestad de decidir en base a ella?”