«Las de Sandra Massera son piezas filosóficas, el trasfondo de la puesta en escena es siempre una pregunta. Su carácter vanguardista pasa por el expresionismo, por esa poética que infunde sentido no sólo al lenguaje verbal sino a ese universo no-verbal que es instituyente del espacio que irrumpe en toda escena teatral, ya sea para confirmar el mundo, ya sea para crearlo nuevo. Se trata de un expresionismo de la arritmia, ya que siempre hay un ritmo paralelo, doble, sucedáneo que multiplica la imagen de la vida en otra parte, desde otro lado o más allá de este acá donde estamos y nos movemos. Un perspectivismo de la expresión que Massera domina de un modo deslumbrante: husmea, hurga, indaga sobre le mismo objeto, lo sitúa de tal modo en la escena que nos hace ver que es el mismo y al mismo tiempo es otro, y así lo muestra para volverlo blanco de múltiples miradas. La autora no se conforma con el rigo de la escena o el personaje objetivado ni con el dato preciso de la observación. Hace su trabajo de zapa rodeando al sujeto para que el espectador reconozca el carácter inagotable e infinito de lo humano.» Enrique Foffani.