Abedules es un buen ejemplo de la capacidad de Alicia Presto para manejar distintas situaciones narrativas sin perder pie. La versatilidad de los escenarios, las épocas y las historias que se despliegan está acá al servicio de las apariciones del abedul como motivo: puede ser material, puede ser pócima, puede ser veneno, puede ser parte del paisaje, pero siempre es el eje de las intrigas que nuclean a los personajes, que determinan las motivaciones de sus actos. Con imaginación, pero también con limpidez de estilo, Presto logra una visibilidad de las acciones que rinde frutos a la hora de justificar los cuentos como espectáculo: de una época a otra, de una cultura a otra, de un género al otro, el tiempo va transcurriendo de manera natural y verosímil. Es una cuestión de ingenio, pero también de control de la ficción creada en un determinado entorno en el cual siempre alrededor de la presencia del abedul en sus distintas formas- los personajes se conectan y gestan sus planes para que el lector se sorprenda con las culminaciones de la intriga, bien planteada y preparada desde el comienzo de cada texto.