Como un diario de viaje, donde la distancia nos ayuda a ver mejor las cosas, a pensarnos y encontrarnos, Caminante va avanzando por distintas rutas, por distintos caminos y paisajes, pasando por El pinar hasta llegar a Berlín, a Galicia o a cualquier lugar del Camino de Santiago. A veces mirando hacia afuera, a veces hacia adentro, a veces tomando forma de prosa, a veces de verso, este li bro va avanzando a cada paso, haciéndose preguntas e intentando buscar respuestas que sanen, que ayuden a entender. El camino, que aquí es tan metafórico como literal, tiene altos y bajos, mo mentos de iluminación y momentos de oscuridad, pero tiene un solo cometido: seguir adelante. "Un rayo de sol entre tanta nube penetra en el agujero que han dejado estos árboles. Iluminando solo un círculo y, en el medio, la fuente parece cantar. Sus gotas bailan impulsadas por el viento y en ese ritmo sue nan. Suenan con acento. Como si se les hubiera impregnado el "seseo" que encarnan las lenguas que caminan cerca. Y en esa escucha otra vez me quedé pensando en los nuevos olores, en los viejos dolores. Entre amaneceres intensos, como el calor del fuego, descubrí que se mira ha cia atrás para aprender de lo bonito y también de lo indeseado. Para aprender a secas."