El mundo como lo conocíamos se desarmó . Se hizo visible lo invisible. Las instituciones vieron conmovidas sus estructuras más rígidas y todos bailamos esa nueva danza, con la m sica del virus y del desconcierto sonando de fondo, con la educación en el ojo de la tormenta. Y en el medio de este enredo qué aprendimos? Que la escuela es contacto, vínculos, espacio social, amigos adultos y pares. Por eso, es necesario sentarse a pensar un libro que nos d herramientas para afrontar lo que la pandemia terminó de desnudar. Qui n le pone el cascabel al gato? Docentes decididos a crear la diferencia estando plenamente presentes, en concordancia con sus sistemas y el de sus alumnos, capaces de disfrutar en el proceso y arriesgarse a ir siempre por más.