Todo pensamiento político es fundamental para la acción y tiene consecuencias. En ese sentido, lleva inscriptas las huellas del futuro. La región tiene convergencias y divergencias sobre cómo enfrentar los desafíos relativos a la innovación productiva, la equidad y el deterioro del medio ambiente, al tiempo que reconoce el potencial de los actores estratégicos para renovar la política y el desarrollo. Sobresale la participación cada vez mayor de la mujer en la política, su capacidad de agencia ciudadana y el creciente peso de los jóvenes y de la denominada generación de la tecnosociabilidad en el imaginario político. También resulta notorio el rol de países llamados a convertirse en líderes regionales, el estado actual de la integración latinoamericana y las formas en que ciudadanos y gobernantes buscan construir el futuro de América Latina.