Incluir al juego en la enseñanza puede resultar un desafío para el maestro. Algunas preguntas que se escuchan en torno al juego en la sala apuntan tanto a resguardar al hecho de jugar cuanto a la preocupación por no tergiversar la enseñanza de contenidos. El juego en la sala, ¿es un recurso?, ¿una forma de hacer entretenidas las actividades?, ¿un modo de expresión de los niños?, ¿un eje motivador de la propuesta para el inicio de la actividad?, ¿una ocupación de los niños?, ¿algo más que eso? ¿Cómo respetar al juego y al mismo tiempo enseñar contenidos? Este libro pretende ofrecer algunas claves para animarse a pensar las propuestas de enseñanza en clave lúdica. Para los que buscan recetas o descripciones de juegos, este texto le permitirá leer entre líneas las posibilidades que algunos juegos tienen para pensar actividades. Para los que necesitan claves para entender el juego que surge como iniciativa de los niños, también encontrarán pistas interesantes. Finalmente, para los que se preguntan sobre el modo en que el maestro puede mediar en los juegos, el libro ofrece un abanico de posibilidades y modos de acción. El mérito central del texto se pone de manifiesto en el modo en que, sin renunciar al análisis exhaustivo, profundo, orientador, crítico y argumentado de las situaciones lúdicas diversas, se logra presentar lo que sucede cotidianamente en una sala como patrimonio del hacer diario del docente. El texto le presenta así a éste, el relato de ese hacer de todos los días en el que él se reconoce como protagonista y, al mismo tiempo, le ofrece elementos para que pueda comprender este acontecer cotidiano desde otras lecturas reconociendo las claves para asumir la enseñanza de contenidos sin renunciar a la presencia del juego en las salas.Rosa Violante