En el siglo XX, el totalitarismo italiano retomó el antiguo emblema del fascio littorio, aquel que en la antigua Roma representaba el poder, el imperium, y lo colocó en el centro de su universo simbólico para constituir una religión cívica y política apoyada en la sacralización del régimen. En la línea de los estudios culturales de la política, Emilio Gentile, uno de los más reconocidos e innovadores historiadores del fascismo, estudia así mitos, símbolos, formas de liturgia y de comunión, y una fe colectiva que apuntan a la glorificación del estado y la nación y a la conformación del "hombre nuevo". En un mundo secularizado, en el que las antiguas creencias religiosas pierden sentido, los modernos regímenes políticos adaptan y dan nueva significación a las aspiraciones humanas de pertenencia y de trascendencia. Este ensayo reflexivo y magníficamente documentado recorre el proceso de transformación del movimiento fascista que exaltó el sacrificio italiano en la Gran Guerra e instauró el mito de la resurrección de la patria. La nueva religión laica, cuyo dogma y universo simbólico-ritual sacralizaban el estado y la nación, constituyó el instrumento pedagógico para moldear al hombre nuevo. María Victoria Grillo