Fruto de la revolución burguesa que se había producido en el seno del mundo feudal, una sociedad feudoburguesa empezó a constituirse imperceptiblemente desde el siglo XII y creció de la manera caótica que es propia de los grandes dislocamientos sociales. Mientras duró el proceso expansivo, hasta las primeras décadas del siglo XIV, se caracterizó por una incontenible movilidad, en virtud de la cual variaron confusa y permanentemente la composición de la nueva sociedad y la relación recíproca entre sus grupos. Con todo, a inicios del siglo XIV se advertía ya en muchas regiones un principio de estratificación, muy marcado, sobre todo en algunas ciudades. A partir del comienzo de la contracción económica que por entonces empezaba a manifestarse, se fueron dislocando las relaciones precariamente establecidas y aparecieron, sobre todo en las sociedades urbanas, nuevas posiciones y posibilidades para quienes querían tentar la aventura del ascenso social. Una fuerte tendencia a la movilidad se advirtió también en las áreas rurales. Se conmovió la posición de la vieja nobleza y se vio aparecer una nueva, en tanto que ascendían y descendían los campesinos según su suerte en el juego de la nueva economía. Con una presentación del conocido medievalista francés Jacques Le Goff, este libro, síntesis magistral de un mundo dinámico y conflictivo, muestra que Romero renovó no sólo la imagen de la Edad Media sino también el vocabulario historiográfico para hablar de ese período, al que consideraba decisivo para explicar la sociedad contemporánea.