El trabajo clínico con adolescentes devino en un campo específico dentro del orbe psicoanálitico. Esta especificidad alcanzó su máxima expresión a partir de la conceptualización de la condición adolescente, ya que su irrupción fue la mentora de los cambios producidos tanto en los estilos de abordaje como en los contenidos a elaborar.

La metamorfosis adolescente no se gesta sólo en el mundo interno del sujeto, sino que requiere para su cursado de la presencia efectiva de los otros del vínculo. Estos otros son los que van a apuntalar y acompañar el delicado proceso de su transformación, desde la refundación de su narcisismo hasta la obtención de su autonomía. Es así como el registro intersubjetivo adquiere un papel insustituible para el despliegue de la condición adolescente.