Ante las amenazadoras crisis ecológicas, económicas y políticas de nuestros días, no tenemos respuestas inmediatas; incluso quienes durante largo tiempo creyeron en la ideología tecnológico-evolutiva del progreso de Occidente se han visto forzados a dirigir su mirada hacia otros mecanismos de desarrollo: la noción del futuro es desalentadora. Las incógnitas del hombre se multiplican, lo mismo que sus problemas; bajo una perspectiva amplia y concienzudamente analizada, Hans Küng (Alemania, 19 de marzo de 1928) pretende impulsar un redescubrimiento y una nueva valoración de la ética en los contextos político y económico. Ante la crisis social de orientación en los umbrales del nuevo milenio, propone una dirección fundamental basada en la visión realista o perspectiva global que permita reconocer los perfiles teóricamente posibles para un mundo pacífico y más justo; los argumentos se sostienen por el ejercicio de una crítica imparcial de las sociedades, la necesidad de construir un proyecto de futuro y las advertencias sobre los factores de apoyo, concretos y discutibles, para su ejecución.
Tanto en el ámbito de la política como en el de la economía, sin olvidar los nexos con los aparatos tecnológicos, culturales y sociológicos, las indagaciones de Hans Küng apuntan a un nuevo sentido de la responsabilidad: por un lado, fomentar una política de compromiso que trate de realizar el siempre precario equilibrio entre ideales y realidades; por el otro, impulsar una economía de responsabilidad capaz de conciliar estrategias económicas con convicciones éticas. Una ética mundial para la economía y la política no pretende sobrevalorizar aspectos relacionados con la moral; al contrario, representa una invitación a reflexionar sobre las experiencias del pasado y cuestionarnos sobre la posible creación de un nuevo orden mundial para el siglo XXI.