Tener un hijo difícil no es "un tema irreversible": un hijo que roba no será indefectiblemente "un ladrón"; un hijo hiperkinético no es "un enfermo"; un adolescente adicto o violento no es "un caso perdido". Puede parecernos que nuestro hijo es "problemático", lo que significa, en realidad, que es un chico que se siente mal con él mismo, desvalorizado, incomprendido, o que ni siquiera registra el amor en la mirada de sus padres porque por algún motivo no puede rescatar lo positivo, a pesar de los esfuerzos que ellos realicen. Los padres pueden no saber cómo relacionarse con un hijo en particular, produciendo desencuentros cada vez mayores entre ambos. Los padres han estado muy solos en la crianza de sus hijos y generalmente consultan al terapeuta cuando ya hay un conflicto grave. El lector va a descubrir en este libro herramientas para evitar conflictos severos. En el caso de que ya existan, encontrará situaciones en las que se verá reflejado, que le permitirán desarrollar recursos propios para empezar a resolverlos. En estas páginas podrán encontrar conceptos y relatos vivenciales de muchas familias que serán útiles para aquellos padres que no tienen un modelo interno. Para la licenciada Eva Rotenberg, la clave pasa por la prevención, por aprender a desarrollar empatía, identificando los problemas antes de que se tornen crónicos y por entender que ciertos modos de relación pueden resultar enfermantes, tanto para los niños y adolescentes como para sus padres.