Boscolo y Cecchin formaron parte, con Selvini Palazzoli y Prata, del originario grupo de Milán, cuyo enfoque fue profundamente influenciado por las investigaciones de Bateson. Los abordajes iniciales del grupo de Milán se pueden considerar inspirados en una cibernética de orden primero: el sistema como máquina homeostática. Las elaboraciones posteriores, que conceptualizan el trabajo en equipo y la inclusión de los sistemas terapéuticos en un sistema más amplio, constituyen una cibernética de orden segundo: la unidad de terapia contiene al observador y a lo observado. El problema no existe independientemente de los sistemas observadores que lo definen de manera recíproca y colectiva. Los autores presentan la transcripción de sesiones familiares y los diálogos y comentarios de todos ellos intercalados en el texto. El fruto de este trabajo es un libro particularmente bien logrado que expone claramente la metodología de Milán: formulación de hipótesis, interrogatorio y un ejercicio de la neutralidad del terapeuta inspirada en el respeto de Bateson por la sabiduría de los sistemas para descubrir ellos mismos salidas superadoras.