Caso tras caso demuestra Haley convincentemente qué abordajes terapéuticos en apariencia incompatibles (se trate de paradojas o de intervenciones directas) se pueden subsumir bajo la noción unificadora de ordalía en cuanto es un ritual prescrito por el terapeuta, que causa más aflicción que el síntoma y que el paciente se compromete a observar hasta la extinción de aquel. "Así como un castigo debe adecuarse al crimen que pena, del mismo modo el requisito principal de una ordalía es que provoque una zozobra igual o mayor que la ocasionada por el síntoma". El libro está concebido como una exposición de casos. En las manos de Haley, paradojas, desequilibramientos y reencuadramientos se convierten en ejemplos de ordalía.