El sueño es el punto de partida que elige A. Green para su travesía por los conceptos esenciales del psicoanálisis proa a si tesis de un "tiempo fragmentado". Del itinerario freudiano (con los hitos de la Metapsicología, el Fetichismo, Moisés y otros) nace la convicción de que "no existe una historia (grande o pequeña), sino que existen distintas historias en el interior de las esferas del individuo, de la cultura, de la especie, que se imbrican, se mezclan y a veces se oponen, viviendo cada una a su ritmo propio, según su tiempo" Este trayecto incluye el examen riguroso de los conceptos de àpres-coup y de verdad histórica, entrelazados en su raíz con los de fantasmas originarios, pulsión y objeto, y del que se desprende la imposibilidad de "considerar el árbol del tiempo en psicoanálisis sin atender a la desincronización entre los diversos aspectos descriptos por Freud, reveladora de una heterocronía fundamental". El análisis del tiempo en la cura incluye consideraciones sobre la transferencia, la asociación libre y la intersubjetividad, mientras adquiere creciente relieve el abordaje del objeto como concepto clave en la indagación greeniana, así como todo cuanto atañe a la compulsión de repetición y al actuar pulsional y su correspondiente "proceso de desobjetalización".