«Tocarlo, por cierto, ¿pero a quién, qué? ¿Tocar a alguien, tocar algo? ¿O incluso tratar el tocar, la cuestión del tocar?» A quién, primero, singularmente: he querido esbozar un primer movimiento para saludar a alguien, para saludarlo a él, a Jean-Luc Nancy. A alguien que piensa y escribe hoy como ninguno. Y para saludarlo así, sin faltar a las reglas del tacto tocarlo sin tocarlo, he aventurado el gesto siempre elíptico del saludo».«Qué, también: he querido esbozar un primer movimiento para saludar lo que Nancy piensa y escribe hoy, desde hace treinta años (...).» Luego, un tema unificador, una problemática o una aporía, un léxico o una retórica. Título, entonces: Le toucher. ¿Qué es tocar? El mejor hilo conductor, el más económico para re-comenzar a leer a Nancy, hoy, de manera a la vez diacrónica y sincrónica, sería, me parece, seguir su “cuestión del tocar”. Esta cuestión se despliega hasta invadir, parasitar, sobredeterminarlo todo a lo largo de los años. Ella toca en todo. Después de recurrir en forma insistente y a la vez furtiva a figuras táctiles, a una retórica del tocar digna de un análisis apropiado (...), desde hace varios años una meditación acude para tematizar ese “sentido”, el tacto, lo que él nos enseña y asigna en cuanto a la sensibilidad, al sentimiento, al sentir, al sentir-se como tocar-se (pero “tocarse-tú”, dice él), y también, con ello, en cuanto al sentido del sentido y al sentido del mundo, como del “pensamiento finito” en general»