¿Cómo relatar el período transcurrido desde fines de los años sesenta hasta nuestros días? Las categorías tradicionales de la cultura y de la política parecen inadecuadas para comprender lo que ocurrió. Acontecimientos como el Mayo francés de 1968, la revolución iraní de 1979, la caída de Muro de Berlín, en 1989, y el ataque contra las Torres Gemelas de nueva York, el 11 de septiembre de 2001, nos hicieron exclamar: «¡Imposible , pero real!». Esos hechos tuvieron enormes consecuencias sobre todos los aspectos de la vida individual y colectiva, al desestabilizar radicalmente las instituciones, los hábitos sexuales y el modo de sentir de generaciones enteras. Un nuevo régimen de historicidad ha surgido, caracterizado por la experiencia de fenómenos vividos ora como milagros, ora como traumas, en cuanto parecen escapar a un explicación racional y una narración coherente. Mario Perniola, que ha vivido las alternativas de este período histórico con participación emocional y vigilancia intelectual, atendiendo a los cambios e interrogándose sobre su significado, propone criterios de inteligibilidad para comprender la sustancial unidad de los cuatro últimos decenios, en los cuales el incesante vociferar de una comunicación aplastada en un presente sin sentido histórico parece no dejar ningún indicio de conocimiento acerca del futuro.