Cuando hace calor, no hay nada que apetezca más que un vaso de agua fresca. Pero ¿sabías que el agua que bebes es realmente antigua? Algunas de las moléculas que te tragas cuando bebes agua puede que hayan estado en alguna charca donde bebieron los dinosaurios hace millones de años. ¿Cómo es posible? Pues gracias al sorprendente ciclo del agua.