Guillermo está seguro de haber visto un oso hambriento en el cuarto oscuro, debajo de las escaleras de su casa. Pero no se atreve a decírselo a nadie. Para que el oso no se coma a Guillermo, el niño decide darle de comer cada día. Pero al cabo de unas semanas un olor putrefacto invade la casa entera. Este cuento relata el miedo de muchos niños, un temor transferido muchas veces a animales concretos o fantasmas, que cada uno puede superar gracias a la ayuda de alguien. A partir de 4 años.