Catherine no es una mujer como las demás. Catherine ha vivido los encuentros eróticos más excitantes. Ha participado en los juegos más sensuales, más arriesgados, más liberadores. Ha conocido en su propia piel el goce y el dolor de pertenecer a la exclusiva Sociedad Juliette, ese grupo privilegiado que vivía sus fantasías al límite.
Ahora intenta dejar eso atrás, conformarse con una vida convencional junto a un hombre que la quiere y se esfuerza por hacerla feliz, pero la necesidad de un sexo más intenso sigue latente en ella. Un anhelo que la llevará hasta un cuarto aislado y magnético en un hotel misterioso, el lugar donde ninguna chica inocente se atrevería a entrar.
La habitación prohibida.