Era verano cuando una abuela y su nieta decidieron pasar más tiempo juntas y aprovecharon para pasear por el campo por el campo. La abuela era una apasionada de la naturaleza y disfrutaba de sentirse rodeada de árboles y animalitos, pero lo que más le gustaba es observar a las abejas. La pequeña disfrutaba de escuchar a su abuela contándole la asombrosa vida de las abejas y su misión tan importante para la vida en nuestro planeta. No había día que no visitasen a las abejas y la niña siempre aprendía algo nuevo, como aquel día en el que descubrió qué era el baile de las abejas. Cada día que pasaba su vínculo se fortalecía más y más, y todo gracias a esos pequeños insectos.

Pero pasados los años, la nieta, convertida ya en mujer, regresa con su hijo al lugar donde estuvo la casa de su abuela y, gracias al baile de las abejas, descubrirán algo que nunca podrán olvidar.