A esta obra le basta un total de 27 haikus y 459 sílabas para hablarle al lector de la lucidez y complejidad del cuerpo humano. La síntesis propia del haiku lleva a Mar Benegas a despojar su lenguaje dejando tan solo las palabras justas que se convierten en destello. Recuperan la estrecha relación entre cuerpo y naturaleza las ilustraciones de Guridi, donde flores, hojas y briznas de hierba se convierten en metáfora del ser humano y de sus emociones. En la tercera edición, la autora ha escrito un epílogo donde habla de las experiencias que ha vivido a la hora de leer este libro tanto con niños como con adultos.