Los datos científicos sobre el vínculo entre el estilo de vida, los factores ambientales y el riesgo de cáncer se han ido acumulando a un ritmo acelerado en la última década: cada semana aprendemos algo más que podemos hacer para disminuir el riesgo de cáncer y mejorar la probabilidad de contraer cáncer. Supervivencia a largo plazo. Muchos de nosotros, incluidos los pacientes y los médicos, no nos damos cuenta de que los cambios en nuestras elecciones y hábitos diarios pueden mejorar la calidad de vida, aumentar las posibilidades de supervivencia y ayudar en el proceso de curación para aquellos con un diagnóstico.