Simón Rodríguez dejó, no sólo una obra, sino una aventura (de escuela, de vida, de escritura, de errancia, de compromiso, de pensamiento) y un carácter (osado, irreverente, contradictorio, indisciplinado, incansable). Y es esa aventura y ese carácter, o una de las versiones posibles de esa aventura y de ese carácter, lo que nos cuenta Walter O. Kohan en este libro hermoso e inteligente. Un libro que no es el de un historiador, sino el de un educador que es también filósofo y que quiere, sobre todo, darnos un ejemplo (riguroso e inspirador) en relación al cual podamos pensar, también nosotros, lo que es hacer escuela en tiempos, como todos, difíciles. Un libro, además, atravesado por el placer generoso de la escritura y que, por eso mismo, ofrece una lectura placentera, gozosa, inteligente, apta sólo para educadores valientes".