Annie aborrece su vida. No le gusta su trabajo, ni compartir piso, ni tener que volver a la casilla de salida con treinta y cinco años. Se está recuperando de una terrible pérdida y no quiere hablar de ello.
Pero todo cambia cuando conoce a Polly. Esta joven alegre, vivaz, excéntrica y francamente entrometida acaba de recibir una noticia que la ha hecho consciente de lo valioso que es cada segundo de nuestra vida y está convencida de que debemos ser felices a toda costa. Para ello, le pide a Annie que la acompañe en una misión que durará cien días y en la que todos los días, cada una de ellas hará algo que la haga sentirse feliz.
Poco a poco, Annie empezará a abrirse de nuevo al amor y a la amistad, y descubrirá que quizás sí es posible volver a encontrar la alegría, ya sea en los grandes triunfos o en las pequeñas cosas.