Esperamos que nuestros jueces sean honestos y sabios. Su integridad es la base de todo el sistema judicial. Confiamos en ellos para que garanticen juicios justos, protejan los derechos de todos los litigantes, castiguen a quienes obran mal y supervisen el flujo de la justicia. Pero, ¿qué ocurre cuando un juez se salta la ley o acepta un soborno?

Lacy Stoltz es investigadora de la Junta de Conducta Judicial de Florida. Su trabajo consiste en responder a las denuncias de mala conducta judicial. Después de nueve años en la Junta, sabe que la mayoría de los problemas se deben a la incompetencia, no a la corrupción.

Pero un caso de corrupción acaba llegando a su mesa. Un abogado inhabilitado vuelve a la carga y afirma conocer a un juez de Florida que ha robado más dinero que todos los demás jueces corruptos juntos. Y no sólo los jueces corruptos de Florida. Todos los jueces, de todos los estados, y a lo largo de la historia de los Estados Unidos. Y ahora quiere ponerle fin. Su único cliente es una persona que conoce la verdad y quiere dar el soplo y cobrar millones según la ley de Florida. Cuando le asignan el caso a Lacy, sospecha inmediatamente que éste puede ser peligroso. Peligroso es una cosa. Mortal es otra cosa.